Mariano Pinar: La historia de la compañía comienza con mi padre, que trabajaba como técnico de maquinaria de hostelería y en el año 73 empieza a trabajar por su cuenta como autónomo. A mí siempre me gustó lo de la maquinaria -aunque también me habría gustado estudiar-, y en el año 91 me tengo que hacer cargo del negocio porque mis padres fallecen en un accidente de tráfico. Conocía el sector porque había trabajado con mi padre desde los 14 años, pero no tenía ni experiencia ni madurez.
Empecé como técnico de máquinas de café. Y gracias a la experiencia de las averías de las propias máquinas pude aprender mucho. Así he llegado a suministrar más de 1.100 máquinas de café anuales y llevar una dotación de servicio técnico de más de 15 o 20 mil máquinas por todo el país.
Hace 12 años quise darle una vuelta a todo. Entonces recordé que mi padre se dedicaba realmente a la restauración y fui a visitar a sus clientes. Me di cuenta de que esos clientes ya se habían jubilado, y que en muchos casos estaban sus nietos, que ahora eran grandes chefs. Entonces les empecé a ofrecer las cocinas.
Mariano Pinar: Cuando empecé yo tenía claro que no quería dedicarme a lo que se dedica el 90% del sector, yo quería ofrecer una cocina que fuera mía, propia. Y al cliente se lo digo así: “La cocina es para mí. Cuando te la entrego es tuya”.
Porque si tú haces las cosas para ti, las haces con ganas y con ilusión, las haces únicas. Cuando voy a un sitio y veo el espacio, sé lo que tengo que montar en el momento porque me imagino que soy yo quien va a estar cocinando.
En este tiempo me he ido fijando en muchos detalles, como en que las cocinas tienen que llevar pozas de agua, en que las encimeras de acero deben tener baquetones circulares (es decir, que la parte frontal de la cocina disponga de una curvatura) para que el agua se escurra y caiga a los pies en vez de al pantalón, o en que para evitar que las pilas se atasquen hay que incorporar rejillas antiresiduos en todo el perimetral.
Lo que nos diferencia de la competencia es que escuchamos al cliente. Él nos cuenta lo que quiere hacer y sobre eso nosotros recomendamos, nosotros implantamos. Porque cuando él nos lo cuenta nos ponemos en su piel. Yo lo que quiero es que su trabajo en la cocina sea cómodo, dinámico, funcional, rápido, para que podamos sacar la mayor cantidad de platos y facturar.